Jack Soplin y Merly Tanta
Estudiantes de Sociología
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Las melodiosas voces con las que se cantan las coplas de Cajamarca representan la sordera frente a los problemas que viene atravesando el país; el permanecer callados frente a coyunturas de esta naturaleza no es sólo de ahora, sino desde ya hace algunas otras crisis; el departamento de Cajamarca muestra un desinterés total; en este contexto más que nunca la población se encuentran enmudecidos por la propia realidad festiva, inundados por una indiferencia que parece abismal; Cajamarca se a separado de gran parte de la realidad peruana pese a ser pieza fundamental de su historia y cultura.
Cajamarca es un departamento que ahora parece cantar carnavales para entretener a los bufones de otro mundo, a los señores de otra realidad; durante estos últimos tiempos se ha visto cómo la indiferencia ha dominado a la ciudadanía y solo existe algarabía por una celebración que muchos no quieren arruinar; en este sentido es que debemos preguntarnos ¿Quienes somos y qué hacemos por nuestro país?
Quizá Cajamarca sólo es una pieza más del rompecabezas sin armar en medio de toda esta crisis, quizá la festividad es la distracción perfecta para cubrir las patrañas en los poderosos que domina el país o quizás los apañadores de acciones innecesarias dentro del gobierno peruano, pero en su gran mayoría no se quiere hacer nada y mucho menos inmiscuirse en temas políticos porque según algunos es la realidad y no hay nada que se pueda hacer; los más de 60 cadáveres en el gobierno de Dina Boluarte poco o nada importa en medio de la fiesta pues es solo cuestión de bailar para olvidar todo y mucho mejor para no recordarlo.
Cajamarca está en silencio, se encerró en su casa junto con el carnaval, quizás salga alguna día y lo haga para su entierro y después se seguirá como hasta ahora, quejándose de la informalidad, de la delincuencia y de la corrupción, pues por más minería que tengamos seguimos teniendo la tasa más alta en pobreza extrema con 39,7% junto con otros departamentos del país como Amazonas y la Libertad, pero con todo esto la población de Cajamarca no es capaz de hacer nada y cuando se deben unir como ciudadanos para hacer escuchar la voz de reclamo y protesta no lo hacen, se esconden detrás de murallas invisibles y desde ahí juzgan y disfrutan la festividad. El gobierno de Dina Boluarte no baila los carnavales, pero si los aplaude, pues ante los reclamos de la población hace oídos sordos.
El Mercurio, febrero de 2023.